jueves, 29 de diciembre de 2011

De mayor quiero ser... feo.

Después de algunos años sintiéndome, más o menos atractivo, me he dado cuenta, de que de verdad lo soy. ¡Soy guapo! Bueno, no se si eso es exactamente lo mismo que ser atractivo. Pero para el caso que nos ocupa, podemos tratarlo como si fuese la misma cosa. Intentaré explicar por qué...

No se qué ha podido pasar, pero tengo la sensación, de ser una persona distinta desde hace un tiempo... No se si soy yo, o algo ambiental, pero parece que, como si los astros se hubiesen alineado para convertir, a mi humilde persona, en el Leonardo DiCaprio que toda chica quisiera tener en casa. El mundo ahora me trata infinitamente mejor que hace bien poco, aunque sea igual de borde. Todas las chicas me miran y me sonríen al cruzarse conmigo. Parece como si hubiese nacido un "yo" que antes no existía...

  Esta sensación solo la experimentan algunas chicas adolescentes, al darse cuenta de que, el mundo, a partir de ahora, gira en torno a ellas (mejor dicho, en torno a su belleza). Ahora las reglas del juego, han cambiado. Ya pueden conseguir todo lo que desean, pues lo merecen. ¡Son guapas!

   Pues bien, yo, ni soy adolescente, ni soy guapa, ni soy chica...

  ¿Y qué ha podido pasar entonces?

 Los únicos cambios que he introducido en mi vida, son bastante simples. Cambié de corte de pelo a causa del riesgo a quedarme calvo por su caída. Empecé mis sesiones de gimnasio, con el objetivo de poder subir los interminables 2 pisos que separan el suelo de mi casa sin asfixiarme, y de reducir el consumo de tabaco, hasta la cantidad de 0 cigarrillos al día. Desde el punto de vista de la salud, pienso que son cambios positivos, por supuesto. Aunque el resultado ha sido muy distinto al que esperaba obtener.

  ¿Y qué esperaba? Creo que está bastante claro, mejorar mi salud.
  ¿Y qué he obtenido? Muchas, pero que muchas cosas... ¿buenas? Veamos:

  ¿Alguien me podría explicar lo que significa "estar bueno"? Porque yo no lo se, y me consta, que tampoco lo estoy. Pero quienes antes me miraban con cara de asco, ahora lo hacen con cara de deseo. ¿Acaso soy una persona distinta a la que era ayer?. Pues a lo mejor, si...

  He pasado largos años de mi vida, intentando convertirme en una persona de bien, culta, educada, solidaria, empática y responsable; sólo para darme cuenta, de que todas esas cosas eran totalmente innecesarias para convertirme en una persona "respetada y aceptada socialmente". Mi madre me repitió una y mil veces, que tenía que cuidar mi imagen. Insistió en que eso era lo "verdaderamente importante", pero no le hice caso. Yo, por el contrario, insistí en leer mucho, aprender a tolerar y a entender a los demás, en informarme antes de hacer juicios de valor, en refinar mis formas para evitar conflictos, etc. En definitiva, yo quería ser mejor persona, cuando lo que en realidad importa, es la propia imagen. ¿"Self-marketing"?...

  Casualmente, ahora las chicas se mueren por conocerme mejor. Ahora no hace falta que me acerque yo para entablar conversación, pues son ellas quienes lo hacen. Ahora no necesito cuidar las formas a la hora de dirigirme a nadie, pues se me perdona todo. Ya no necesito caer en gracia, para que la gente se ría de mis bromas. Tampoco necesito que la gente me conozca bien, para que valoren si soy un buen tipo... para ellos simplemente "lo soy". ¡Ya no tengo que demostrar nada a nadie!

  Me he convertido, de la noche a la mañana, en un ser muy querido y deseado. Me he convertido en el tipo, en quien muchos hombres les gustaría convertirse. Soy el "sex-symbol" con más admiradores en el "feisbuk" en mi pueblo. Soy "el guaperas" que lleva locas a todas las nenas del barrio, el soltero de oro...

  Y mientras tanto, yo, sólo aspiro a ser una pieza más, dentro de este complejo mundo. Sólo aspiro
a convertirme en un instrumento útil para la sociedad, en una persona de provecho, en un buen padre, que pueda transmitirle a las futuras generaciones, valores sólidos que impulsen un cambio positivo, en el modelo de convivencia actual. Pero desgraciadamente, ese tipo de hombre, no es, ni de lejos, el más querido y respetado dentro de la sociedad actual.

  Todas las mujeres ansían conocer a un hombre cuyo interior sea sano. Pero muy pocas, son capaces de saltarse las barreras que les impiden verlo.

  Si es usted, de los que dicen, que la belleza real reside en el interior de las personas; tendrá que esmerarse en buscarla si quiere encontrar la mía. Mañana volveré a ser de lo más feo (por fuera)...

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