Señor obispo de Segovia:
En contestación a su artículo de opinión publicado en la prensa.
Un desahucio, en sí mismo, puede que no sea motivo aparente de suicidio. Pero, señor obispo, antes de que a alguien lo echen de su casa han pasado muchos meses o años de desgracias que se suceden, una detrás de la otra.
A esta situación se suele llegar cuando los ingresos disminuyen de forma dramática. ¿Y qué significa dramática? Pienso que cuando tienes que elegir entre darle de comer a tus hijos, o pagar la hipoteca. Si se han agotado las ayudas estatales, significa que ya lleva varios años sin encontrar un trabajo. Normalmente las familias suelen pasar por varias etapas.
Lo primero es tranquilidad, tengo la microindemnización que nos permitirá sobrevivir durante un par de meses. Luego tengo el paro, lo que me permitirá seguir pagando los gastos fijos de la casa, aunque tengamos que recortar en otras cosas... Pero cuando ves pasar los años, te das cuenta de que has entrado en un pozo del que es casi imposible salir. Es entonces cuando empiezan los problemas en la familia. Ver que no hay forma de salir del agujero del paro, al tiempo que merman los ingresos, es una tortura que no se la deseo ni al peor de mis enemigos. Al mismo tiempo, se acerca el día en el que el estado te dejará desamparado, y eso todavía crea más tensión en la familia. Los problemas se agrandan, las discusiones son cada vez más acaloradas, la familia, se erosiona... No poder dar de comer a tus hijos es una mezcla de sensaciones. La impotencia crece al mismo ritmo que el sentimiento de culpa por no ser capaz de llevar adelante una familia. A eso se le une la presión de la sociedad, es decir, siempre hemos mirado con malos ojos a quien lleva mucho tiempo parado (pase 24 horas al día buscando trabajo, o se las pase en el bar de abajo). Y también la presión del banco, que con sus amenazas, inyectan el miedo en las venas de quienes están al borde del abismo y no ven forma de salir...
Dice usted que hasta aquí se llega gracias a la "crisis de valores y de familia". Y yo haré como que no lo he leído...
¿De verdad cree usted, señor obispo, que lo que viene después no podría ser causa de suicidio?
Lo que viene después, ya lo sabemos. Esa familia que ha estado viviendo durante años cada vez más ahogada, ahora está agonizando. La situación se le escapa de las manos, ya no tienen más recursos y las ganas de seguir luchando ya hace mucho que se apagaron. La tensión en la familia cada vez es mayor. Las discusiones se suceden una detrás de otra. Cada pequeño problema es un abismo imposible de superar...
¿Qué les falta? Si fueran animales, los sacrificaríamos para que no sufriesen más. Pero como son personas, lo que se hace desde los altos poderes, es ahogarlos todavía más para que se acaben muriendo solos. Esa familia ya no tiene nada, más que a ellos mismos y el techo que les cobija y que dejaron de poder pagar hace tiempo. Así que, HAY QUE ECHARLOS. Son morosos, dicen los bancos. Y yo digo, NO, moroso es BANKIA, que desahució a dos familias de mi bloque hace años y no paga la comunidad de esos pisos desde entonces, es decir, XX.XXX euros (el número de dígitos es real). ESO ES SER MOROSO, tener dinero para pagar lo que se debe y no hacerlo.
Pues sí, señor obispo, volviendo al tema, tiene usted razón. Un desahucio no es motivo de suicidio. En algunos casos, sólo es "la gota que colmó el vaso". Pero eso no hace falta que venga usted a explicárnoslo. No comparto que el suicidio sea la única salida, pero lo entiendo en quienes sufren de tal desesperación y no les ayudamos a encontrar una solución.
Y ahora viene la parte humorística de su artículo. Habla de que tienen grandes deseos de que "los procesos de desahucios se suavicen legalmente"...
Me descojono señor obispo. ¿Cómo se hace eso? ¿Echamos a la calle al padre los días pares, y a la madre los impares? ¿Les quitamos toda la casa menos el balcón? .. No se me ocurre, como se puede pintar de gris, algo que es negro. Tienes techo, o no lo tienes. No hay término medio. Un desahucio siempre es dramático, aunque lo pintemos de lunares rosas.
Pero la maestría propagandística con la que se ha redactado el artículo es incuestionable, señor obispo. Veamos la última parte:
Decir que "la postura de la iglesia es que haya caridad para atender a esas personas que están necesitadas", es como decir que esa pobre gente siempre tendrá a la iglesia como último recurso. La iglesia, según estas palabras, da salvación a toda esa gente. Y claro, decir que puedes confiar en la iglesia cuando te quedas sin nada en lo que confiar, es una promesa que atraería, hasta al mayor de los ateos. Aunque me pregunto ¿si es la iglesia quien me ha desahuciado también puedo recurrir a ella para que me salve de la muerte?... MMM, déjeme pensar... no, gracias, mejor que no.
Pero la buena noticia, es que todos sabemos (hasta usted), que esa esa propaganda es tan falsa como poner mi cara en un billete de 500. ¿Y por qué? Pues lo explica muy bien en el último párrafo. No es la iglesia quien ayuda a estas personas, sino OTRAS PERSONAS (en este caso, algunos sacerdotes). Intuyo que los sacerdotes son de los que menos cobran en la empresa. Es decir, aportar parte de su sueldo, es un bonito, y pequeño gesto que hace una persona, pero no su empresa. Esa empresa, a su vez, sólo hace que pedir sacrificios, a quienes menos pueden sacrificar, y luego se anota los tantos, en su ejercicio diario de manipulación mediática, para conseguir más financiación. De esta forma, esa gran empresa, consigue seguir amasando grandes fortunas, evadiendo impuestos, enturbiando las decisiones políticas, y estorbando a la evolución de la sociedad, gracias a gente como usted.
Como dicen nuestras sabias madres: callado está usted más guapo.